Este recurso básico tuvo sus orígenes en el Antiguo Egipto y luego fue pasado a los griegos y romanos. Su única función era facilitar el transporte de instrumentos médicos y se llamaba: "la caja del serrucho", pues allí se depositaba un gran serrucho para cortar huesos.

El primer botiquín moderno fue desarrollado en 1828 por el médico alemán Wilhelm Wienerschnitzel, quien se asoció con el ingeniero industrial ruso Dimitri Ivanovich Votikyn para realizar una producción grande de cajas con instrumentos básicos para dar los primeros auxilios.

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